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Infidelidad ¿genética o aprendida?

Hace 5 añosWebMaster
Constantemente la relación de pareja se ve amenazada por el fantasma de la infidelidad.

Cuando en una relación de pareja, aparece un tercero, esta circunstancia es resentida severamente por la persona burlada. Cuando la infidelidad surge, se convierte en una situación de mucha pena y tristeza para ambos. La pareja engañada se pregunta qué sucedió y se autocuestiona pensado qué fue lo que hizo mal. La pareja infiel, pese a que se siente bien con su segundo frente, cuando es descubierta por su pareja habitual, se siente confundida, se pregunta si se habrá equivocado de pareja, cree no estar enamorado de ella, se siente mal porque sabe que le está haciendo daño y no sabe como resolver la situación. Muchas veces espera que sea la pareja engañada la que tome la decisión de separarse o divorciarse, para poder sentirse bien consigo misma.

Cabe entonces preguntarnos: ¿Por qué si todos saben que la infidelidad daña y destruye a los miembros de una pareja sigue siendo tan común?.

Amor humano... ¿o amor animal?


La respuesta a la pregunta anterior podemos encontrarla en los trabajos realizados al respecto por el profesor David Buss de la Universidad de Michigan y el autor del libro "El Animal Moral", Robert Wright, en los cuales se afirma que la infidelidad está inscrita genéticamente en nuestro código instintivo. Buss y Wright coinciden al explicar que la naturaleza dotó a todos los seres humanos de un gen de la infidelidad que tiene mucho que ver con la Ley de Conservación de las Especies. Según esto, el hombre debería tener el mayor número posible de relaciones con varias y distintas mujeres para garantizar el tener un número considerable de hijos y perpetuar a la raza humana.

Las mujeres por su parte, no sólo tendría el instinto de tener hijos, sino que también deben procurar tener una mejor descendencia. Procurarán procrear con "el código genético" del varón más fuerte, inteligente, valeroso, aplicando la Ley de Sobrevivencia del más fuerte.

En el mundo animal, la característica primordial es la poligamia, lo que nos muestra que la vida entre los animales es puramente instintiva. Permanentemente vemos la conducta de los perros tras la perra cuando está en celo. Las peleas entre los gatos, en donde el más fuerte tendrá a la gata... etc.

La psicología evolutiva ha tomado las normas de comportamiento sexual del mundo animal y ha tratado de determinar en qué medida, el comportamiento instintivo del animal humano prevalece o influye en su comportamiento racional y único.

Sin embargo y a pesar de sus investigaciones Wright manifestó que no existe ninguna coacción genética sobre lo que el ser humano no tenga control. "Los genes, digan lo que digan, nunca decidirán por nosotros si deseamos o no ser infieles".

Los animales carnívoros no deciden comer frutas y los animales vegetarianos no cazarán ni comerán carne. El ser humano DECIDE! que clase de comida comerá de acuerdo a la moda o a sus gustos aprendidos y culturales. El código cultural es tan complejo y milenario, que no dudamos que ya existan cargas genéticas "culturales". De tal manera que, sin desmerecer la vida instintiva, tenemos que entender al hombre como un ser biológico pero además Psicosocial. El ser humano está en absolutas condiciones de decidir si quiere ser o no ser fiel, e inclusive, si quiere mantenerse casto, sin que esto afecte su conducta. Así, si algún día su pareja le dice: "Mi amor tuve que serte infiel por culpa de mis genes"... No le crea! porque seguramente la razón será mas racional que genética.

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