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Fantasías Sexuales

La fantasía también juega un papel muy importante en la vida sexual de la mayoría de las personas, ya que la fantasía es una forma de ensayo sexual que nos orienta por senderos ya familiares así como por vías nuevas e imaginarias.

Todos respondemos a las fantasías porque el órgano más importante del placer es el cerebro. Éste, como asiento de las emociones, puede ser responsable de encender o apagar nuestra sexualidad. Si nos sentimos afligidos, enojados, ansiosos, desgraciados o cargados de resentimiento, la persona más atractiva del mundo no nos parecerá tal, y ningún juego previo conseguirá excitarnos. Por otro lado, ser consciente del sexo, estar interesado y pensar en él, y sobre todo fantasear, nos resultará excitante. Las mejores fantasías sexuales, las que ofrecen más placer, se centran en situaciones ideales, las que prácticamente no se pueden conseguir en la vida real, y que, a diferencia de ésta, sí pueden encenderse o apagarse a nuestra voluntad, ya sea para acelerar o para refrenar la actividad sexual. Fantasías sexuales habituales pueden ser:

- Mantener relaciones sexuales en grupo.
- Hacer el amor con una persona que no sea su pareja en ese momento.
- Mantener relaciones con una persona del mismo sexo. - Hacer el amor en un lugar insólito.
- Ser forzado a hacer el amor.
- Hacer el amor en público.
- Etc...

Las fantasías sexuales son posibles en virtud de nuestro circuito cerebral, conformado de estructuras altamente evolucionadas. Así, cuando las emociones, influenciadas por ideas religiosas, culturales y de aprendizaje, no reprimen la imaginación erótica, los seres humanos podemos crear en la mente historias, situaciones y aventuras sumamente placenteras.

Estas inician desde la niñez o la adolescencia. Su papel consiste en ser inductoras o potenciadoras de la excitación sexual, como elementos que ayudan a salir de la rutina y como ensayos imaginarios de situaciones y conductas que muchas veces no estan al alcance, o bien porque la sociedad no lo acepta o el propio código moral nos prohibe llevarlas a la practica.

Es de sobra conocida la estrecha relación que existe entre el impulso sexual y las fantasías. Comúnmente las personas con pocos deseos eróticos son quienes menos fantasías sexuales tienen. No obstante, el hecho de que alguien imagine algo sexual, no presupone que necesariamente deba llevarla a cabo. Es más, a una gran mayoría de personas nunca se les ocurriría realizar un acto real de esas fantasías. Muchas veces, el traslado de la fantasía a la realidad es decepcionante, desagradable y pierde su valor erótico como fantasía.

Para decidir sobre la realizacion de una fantasía en los hechos, es conveniente revisar de manera profunda cómo ésta podría llegar a afectar e impactar la vida emocional, en lo personal y en la pareja.

En un estudio reciente se encontró que cerca del 80 % de hombres y mujeres acuden a fantasías sexuales para acrecentar su excitación. En cuanto al contenido de aquellas, los temas sobre los que fantasean damas y caballeros son muy parecidos: sexo en una playa solitaria, una pileta, en un bosque, entre otras. Quizá la diferencia estriba en que las mujeres realizan guiones un tanto más elaborados donde sus compañeros tienen una personalidad más definida, son tiernos, románticos y manifiestan una profunda emoción en la historia. Pero evidentemente, no hay límites.

Las fantasías, al igual, entran comúnmente en acción, sin mayor problema en la masturbación, en el autoerotismo, lo mismo que en la práctica sexual con la pareja. En el acto sexual es común que la mente viaje tan lejos como la imaginación quiera, pero estrechamente ligada a la experiencia de ese momento y motiva sensaciones agradables en la relación sexual en su conjunto.

Una polémica que surge en torno de la comunicación de la pareja es determinar hasta qué punto conviene compartir aspectos sobre las fantasías sexuales. Este tema es harto delicado, pues algún miembro de la pareja, aunque quede claro que es algo irreal, puede llegar a sentirse lastimado. Por ejemplo, ¿qué sentiría un hombre si su pareja le comenta que cuando están haciendo el amor ella se imagina que lo está haciendo con otro hombre? Tal vez para algunos significaría un golpe tan fuerte que optarían por la ruptura de la relación, y para otros, no representaría mayor amenaza. Todo depende de las ideas, valores y conceptos de cada uno de los integrantes de la pareja, y del grado y manejo de la intimidad entre ambos.

Es recomendable considerar lo anterior, analizar el contexto de la pareja, personalidad y sentimientos antes de abrir la boca.

Para concluir, vale la pena señalar que tanto los hombres como las mujeres tienen normalmente fantasías sexuales. Ello no conlleva ningún problema toda vez que la persona no tenga culpa, se angustie, se preocupe o se avergüence por tenerlas. La imaginación erótica, capacidad solamente de los humanos, es un extraordinario recurso que se puede poner al servicio del placer y para disfrutar de una plena vida sexual.

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