El fuerte impacto del huracán Wilma a provocado graves destrozos en la ciudad y en la zona hotelera. La ciudad quedó a merced de la rapiña.

Aun con vigilancia, decenas de personas saquean tiendas llevandose víveres, ropa, electrodomésticos y joyas.

Los actos de pillaje se sumaron a los cuantiosos daños materiales que resentirán la industria turística, el sector público y los residentes de la zona costera.

La policía municipal de Cancún se declaró incompetente para detener la rapiña, que lo mismo ataca a establecimientos de productos básicos, que tiendas de artículos de línea blanca, televisiones, bicicletas y motocicletas.

Ante esta situación, representantes empresariales solicitaron la intervención del Ejército mexicano.